Hoy, para finalizar el tema de la semana, vamos a conocer un trastorno sexual relacionado con el sentido de la
vista, el voyeurismo, pero lo diferenciaremos de una práctica sana como puede
ser el troilismo, es decir, observar a otros en situaciones sexuales, eso sí, con
su consentimiento y enfocándolo como una forma más de excitación. Además
analizamos si miran por igual hombres y mujeres y, por último veremos algún ejemplo
y dejaremos algún testimonio, como siempre espero que os guste.
La vista es uno de los sentidos más
olvidados, aún no somos conscientes del poder que tiene en la sexualidad,
pensamos que con mirar ya es suficiente pero no prestamos atención a qué
podemos mirar y como esto puede llegar a excitarnos. Si lo pensamos bien entre el 70 y el 80% de la
información que recibe nuestro cerebro es a través de la vista y mirar escena
sexuales, ya sea en películas o en directo, es algo que excita así que quizá
todos seamos un poco “mirones”.
El observar a otras personas
manteniendo relaciones sexuales puede estimular tu deseo sexual, hacer que
evalúes tu vida sexual y al mismo tiempo servir como modelo de aprendizaje para
mejorarla. Siempre se ha dicho que mirando también se aprende, pues en este
caso sería eso, aprender nuevas técnicas sexuales viendo cómo otros las
realizan. Cada persona lo hace por una razón diferente pero lo que está claro
es que gusta y tanto el que observa como el que es observado disfrutan mucho de
esta experiencia.
El troilismo es una práctica
pactada, en la cual una persona siente que puede estimular su sexualidad viendo
cómo su pareja mantiene relaciones sexuales con otras mientras él es un mero
espectador de la escena y, siempre y cuando haya consentimiento por ambas
partes, es una práctica sexual más dentro de una vida sexual sana.
Sin embargo el voyeurismo se
considera una parafilia, es decir, un trastorno sexual porque la persona que lo
padece sólo encuentra la excitación observando a otras personas y es incapaz de
tener contacto sexual con ella.
Según los criterios diagnósticos
del Manual de Trastornos Mentales DSM
IV, el voyeurismo es un trastorno en el que el individuo se excita sexualmente
y alcanza el orgasmo a través de la observación de personas desnudas,
desvistiéndose, lavándose o realizando alguna actividad sexual, todo ello sin
que sepan que están siendo observadas. Lo que pretende conseguir con esta
observación es la excitación sexual sin buscar ningún contacto o relación con
la persona observada, aunque a veces puede existir la fantasía de tener una
relación sexual con esta, cosa que rara vez ocurre. Mientras observa o recuerda
lo que ha estado observando, el voyeurista se masturba y esta es su vía para
alcanzar el orgasmo.
Hay diferentes niveles de
gravedad, las formas más leves van desde observar a parejas en lugares públicos
hasta el uso de revistas o asistencia a espectáculos pornográficos. Las formas
más graves consisten en organizar escenas sexuales que contemplarán uno o
varios observadores.
El voyeurista es una persona
con poca capacidad para el contacto y con dificultades para establecer
relaciones heterosexuales, de ahí que se valgan de esta práctica para evitar
cualquier relación con mujeres.
Este trastorno se presenta casi
exclusivamente en hombres, aunque también pueden darse casos de mujeres. Quizá
en esto influya que el sentido de la vista suele generar más excitación en el
hombre que en la mujer.
Pero ¿hombres y mujeres miramos por igual? En cuanto a la información
visual hay diferencias entre mujeres y hombres porque a ellos les impacta y seduce
más una mujer desnuda que a las mujeres un hombre desnudo. Esto es por regla
general, porque a las mujeres es necesario que se una la información de otros
sentidos para que ese hombre desnudo excite. Sin embargo un hombre ve una mujer
desnuda, su imaginación se dispara de manera automática y la excitación está
asegurada.
También a la hora de mirar dirigimos nuestros ojos a zonas diferentes ya
que los hombres suelen mirar más el pecho y el trasero, mientras que las
mujeres observan más el conjunto y no partes aisladas. Estos datos son
generales, es decir, seguro que hay mujeres que se excitan con ver a un hombre
desnudo sin fijar su atención en la información que le transmiten los otros
sentidos y también podemos encontrarnos con hombres que además de observar la
desnudez, necesitan sentir el roce de la piel o el olor corporal. Todo esto es
posible simplemente depende de cada persona.
Aquí podréis escuchar el testimonio de personas que consideran la
observación de otras personas en pleno acto sexual como un elemento clave para
una masturbación muy intensa y placentera, cómo se sienten cuando observan o
son observados y la importancia que tiene a veces el prescindir del sentido de
la vista para agudizar el resto y disfrutar de otra forma de nuestra sexualidad.
Y a vosotros ¿os excitaría más, mirar o que os miren? Comparte tus
comentarios.
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