Esta semana continuamos con la
presentación de las ideas para los productos del cofre erótico, en concreto hoy
os presento un producto que os va a endulzar y enriquecer vuestra vida sexual,
este producto tan especial son los polvos de fresa. Para usarlos de una forma
divertida os sugeriré un juego con el que aprenderéis mucho sobre zonas
erógenas ¿Te vas a resistir a probarlo?
Cada día hay más productos cuya
finalidad es aumentar la satisfacción sexual y evitar que las relaciones
sexuales se centren solo en la parte genital. La cosmética erótica ofrece
productos con deliciosos aromas y sabores que permiten dar un toque diferente a
la práctica sexual y ayudar a descubrir cómo responde tu cuerpo ante los estímulos
sexuales. Si piensas que ya lo has visto todo en cuanto a cosmética sexual se
refiere, creo que estás equivocado porque seguramente no conocerás los polvos corporales
comestibles de fresa.
Los polvos corporales han sido
creados para jugar en pareja, salir de la rutina y estimular diferentes partes
del cuerpo para descubrir tus zonas erógenas y las de tu pareja de juegos. Son una
buena alternativa sino te gusta usar aceites o cremas corporales, ya que no son
nada pringosos y puedes chupar, lamer, morder con un delicioso sabor a fresa. Se
pueden usar por todo el cuerpo, incluso en los genitales, eso sí, muy
importante no usarlos dentro del cuerpo, en el interior de la vagina puede
alterar su flora y provocar infecciones.
Como es normal, lo primero que
necesitarás para disfrutar de los polvos corporales de fresa será tiempo a
solas con tu pareja, un momento sin que nada ni nadie os distraiga. Una vez que
ya estéis a solas y desnudos pasáis a espolvorear los polvos sobre el cuerpo,
para ello os podéis ayudar con un salero o pimentero como si estuvieseis aliñando
la ensalada o unas plumas suaves para darle un toque más sensual y más
estimulación a la piel. Después solo tenéis que empezar a lamer, chupar o
succionar y disfrutar de su intenso sabor a fresa.
Pero si quieres aplicar estos
polvos de una forma diferente y a través de un juego, sigue leyendo y haber qué
te parece la idea que te propongo a continuación:
Seguro que alguna vez has
jugado al juego llamado “hundir el barco” donde intentabas hundir el barco de
tu rival adivinando dónde estaba. Nos basaremos en este juego pero dándole un toque picante,
porque en lugar de hundir barcos vamos a encontrar las zonas más excitantes en
el cuerpo de tu compañero o compañera de juegos y también en el tuyo, con este
juego disfrutaréis los dos.
Cada persona tendrá un
bolígrafo y un papel donde dibujará una tabla con cinco filas y diez columnas.
Nombra cada fila con las letras de la A hasta la E y cada columna con los
números del 1 al 10. Ahora dentro del cuadro dibujaréis una silueta de vuestro
cuerpo y sobre ella marcaréis cinco cruces sobre el lugar en el que se
encuentren vuestras cinco zonas corporales que más os excitan cuando son
estimuladas. Si cinco zonas os parecen pocas podéis añadir todas cuanto
deseéis, cuantas más mejor porque nunca se sabe, quizás descubras que tienes
más zonas erógenas de las que creías.
Usa la imaginación y se
creativo a la hora de elegir tus zonas a estimular. Por ejemplo, las orejas ya
que, según algunos médicos orientales, representan el cuerpo en su totalidad al
igual que los reflexólogos piensan de los pies.
Los pliegues del cuerpo pueden
ser una buena opción. El pliegue opuesto a los codos, detrás de las rodillas y
la curva del cuello son zonas que pueden resultar muy sensibles. Lo importante
es que cada cruz estará en una única celda representando una zona en vuestro
cuerpo.
Luego, por turnos, vais
diciendo referencias en la tabla para intentar identificar las zonas erógenas
de vuestra pareja: por ejemplo C6 que corresponde a la nalga izquierda. Cada
vez que uno de vosotros acierte una zona echará polvos de fresa sobre ella y
deberá besar, chupar o mordisquear hasta que no quede nada de polvo. El juego
termina cuando uno de los dos encuentre las cinco zonas erógenas de la pareja.
Este juego te ayudará a habla
sobre sexo y pensar en lo que os excita a cada miembro de la pareja. Si sabes
donde están localizados los puntos calientes de tu pareja, podrás darle placer
de una forma más efectiva. No importa si os acabáis de conocer o lleváis varios
años como pareja, siempre aprenderás algo nuevo.
Ahora solo te queda preparar
papel y bolígrafo, reservar un momento para estar a solas y empezar a buscar
zonas erógenas. ¿Te apuntas?
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