IDEAS PARA FORTALECER TU MEMORIA

No saber dónde has dejado las llaves, ir a una habitación y no recordar para qué, tener una palabra en la punta de la lengua y olvidar los nombres de personas son algunos de los olvidos más frecuentes. En el blog de Anahit consulta veremos cómo entrenar nuestra memoria para evitar estos molestos olvidos. Como siempre espero que sea de vuestro interés.







Seguro que habrás oído alguna vez “tengo muy mala memoria” para justificar los olvidos que a veces tenemos. Pues no es porque tu memoria sea mala, la mayoría de las veces es por no usarla de forma adecuada. Una muestra de ello son los olvidos que vamos a ver a continuación donde el problema está en la falta de atención. Para guardar información en tu memoria primero necesitas fijar tu atención y así memorizarla. Si te saltas este importante paso no guardarás ningún dato y luego no lo podrás recuperar.


Olvidos de acciones cotidianas

¿He apagado el gas? ¿He apagado la luz? ¿He cerrado con llave? ¿He puesto la alarma? A veces olvidamos si hemos realizado ciertas tareas cotidianas y esto nos pasa porque las hacemos de forma automática, lo que significa un menor uso de la atención, un menor recuerdo de la acción realizada y  mayor posibilidad de usar la memoria para otra actividad mientras se realiza la acción. Normalmente al mismo tiempo que cerramos la puerta con llave estamos pensando en otra cosa y luego somos incapaces de recordar si la hemos cerrado o no.

Las tareas que realizamos de forma rápida deben ser realmente percibidas para evitarnos posteriores dudas. Aunque tengas prisa relájate un momento y respira para realizar o comprobar esas cosas puntuales como el gas, las luces, la tele, etc. Ve una a una, tócala y di en voz alta lo que has hecho: “He cerrado el gas”, “He apagado la tele”, “He puesto la alarma”, etc.

Se recomienda realizar cada acción con la mano no dominante, para romper aún más los automatismos, es decir, los diestros con la mano izquierda y los zurdos con la derecha. Así te obligas a prestar más atención y luego recordarás lo que acabas de hacer.

Perder objetos de uso frecuente

¿Cuántas veces has perdido las llaves de casa, las del coche, las gafas de sol, el monedero u otros objetos cotidianos? Seguramente cuando llegas a casa sueltas las gafas o las llaves y tu mente está pensando en otra cosa. Si siempre las dejas en el mismo lugar no hay problema porque cuando vayas a buscarlas estarán ahí esperando, pero si eres desordenado y no tienes un lugar fijo entonces es más complicado. Procura no dejar esos objetos de cualquier manera ni en cualquier sitio, destina un lugar de la casa para ellos y presta atención dejando las prisas a un lado.


¿Qué había venido yo a buscar aquí?

A todos nos pasa que estas en casa, vas hacia otra habitación y te preguntas ¿Para qué he venido aquí? ¿Qué venía a buscar? Estás frente a la puerta con cara de no saber qué quieres hacer.

Ante este tipo de olvidos una estrategia eficaz es volver de nuevo al lugar de donde veníamos y pensar lo que estabas haciendo allí y porque necesitabas ir a otro lugar. A veces no hace falta ni moverte, simplemente el hecho de volver mentalmente al lugar donde se originó el pensamiento, haciendo un repaso mental de qué estábamos haciendo justo antes de dirigirnos a ese lugar, suele funcionar.


Tener una palabra en la punta de la lengua, olvido de nombres muy conocidos…


Hay una palabra que no recuerdas y parece que si piensas insistentemente en ella la palabra aparecerá. Nada más lejos de la realidad, así lo único que conseguimos es dificultar la localización de esa palabra en nuestra memoria. Lo mismo nos ocurre con los nombres propios y empezamos: “Se llama… espera un momento… si lo sé…” queremos recordar su nombre pero nos resulta imposible porque nos agobiamos y en este estado no podemos pensar con claridad. No hay que agobiarse, simplemente relájate y piensa en otra cosa, en un momento de tranquilidad la palabra aparecerá y abandonará la punta de tu lengua.


Un truco muy eficaz para recordar el nombre de personas a las que acabamos de conocer es repetir una y otra vez su nombre durante la conversación, por ejemplo: “¿De dónde eres, María? María, ¿dónde trabajas?, encantada de conocerte María. Si además relacionamos el nombre con palabras similares o con personas que ya conocemos y se llaman igual, facilitaremos su recuerdo.

Estos olvidos se pueden evitar si mantenemos nuestra mente activa y prestamos atención. Lo ideal es entrenar nuestra mente con estrategias dirigidas a fortalecer la memoria y al mismo tiempo disminuir el impacto del envejecimiento para aumentar su resistencia ante las enfermedades cerebrales.

No pienses que fortalecer la memoria se consigue solo con lápiz y papel, actividades de tu vida diaria son claves en este proceso. Está demostrado científicamente que son tres los componentes de nuestro estilo de vida que favorecen el funcionamiento de la memoria: la intensa actividad intelectual, el ejercicio físico regular y la participación activa en redes sociales que promuevan las relaciones.

Intensa actividad intelectual: Las personas que mantienen activa su mente y no dejan de aprender cosas nuevas gozan de una memoria más eficaz y resistente a las enfermedades y lesiones del cerebro que quienes no ejercitan activamente y de forma continuada sus capacidades intelectuales. Actividades que requieren un esfuerzo mental como estudiar o aprender nuevos conceptos, escribir sobre temas de interés, aprender un idioma o concentrarse en analizar problemas y razonar las decisiones que se toman, son las actividades mentales que más fortalecen y protegen a nuestra memoria frente a su deterioro. Las actividades mentales refuerzan las conexiones entre las neuronas e incluso estimulan la creación de nuevos circuitos.

La actividad física: el ejercicio físico fortalece nuestro sistema inmunológico, facilitando el riego sanguíneo y previniendo o retrasando  los efectos del envejecimiento, la aparición de los trastornos cardiovasculares, la diabetes y la demencia. Además hace a nuestro cuerpo más resistente al estrés, genera estados de ánimo positivos, disminuyendo las posibilidades de sufrir depresión.

Relaciones sociales: Formar parte de una red social y mantener relaciones afectivas con  familiares, amigos o conocidos, para compartir temas de interés mutuo, protege la memoria frente a los cambios del envejecimiento, aumentando su resistencia a las enfermedades y fomentando la satisfacción con la vida.

Son varias las opciones que se nos presenta para mantener nuestra mente activa, así que en lugar de quejarse de la mala memoria mejor fortalecela y verás como los molestos olvidos van siendo menores.



Tema relacionado:

No hay comentarios:

Publicar un comentario