CAMBIOS COGNITIVOS EN LA ADOLESCENCIA: IDENTIDAD Y AUTOESTIMA

Hoy en el blog de Anahit consulta vamos a descubrir que los cambios físicos no son los únicos que se producen durante la adolescencia, ya que la mente también cambia dotándose de nuevas capacidades para dar lugar a la identidad y valoración personal. Pero ¿qué pasa por la mente de un adolescente? Como siempre espero que sea de vuestro interés.


En la adolescencia se produce una evolución significativa en las formas de pensar, razonar y aprender, porque ahora se tiene la capacidad de pensar sobre ideas y hacer abstracciones, hacer teorías, analizar y argumentar, a veces de manera contradictoria pero no importa, lo que ahora cuenta es ser capaz de lanzar sus propios argumentos, sean acertados o erróneos.
Si comparamos la capacidad para pensar del adolescente con la de una persona adulta nos encontramos con que es parecida porque puede anticipar las consecuencias de algo, reflexionar sobre la realidad en la que vive sabiendo que es posible hacer las cosas de otra manera, de forma diferente a como siempre se han hecho.  Está claro que su pensamiento se parece mucho al de un adulto pero evidentemente le falta el factor experiencia, este lo irá adquiriendo a lo largo de su vida, aportándole mayor conocimiento sobre el mundo donde vive. La experiencia es un grado ya lo dice el refrán “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”

El adolescente está preparado para pensar de forma diferente a como cuando era un niño y tiene la necesidad de hacerlo constantemente. Piensa y analiza toda la información que le llega con la finalidad de poner en práctica esta nueva capacidad, por eso quiere sacar sus propias conclusiones. Esto da lugar a que la imaginación se dispare porque también desarrolla más aún la capacidad para fantasear. En esta etapa es normal que el adolescente se distraiga con frecuencia por estar fantaseando con el presente y con el futuro, parece que está en otro mundo.

Con su nueva capacidad para razonar desarrolla puntos de vista sobre situaciones diversas, los cuales con frecuencia son diferentes a los de sus padres. Esta situación le provoca la sensación de incomprensión tan típica de esta etapa. Lo cuestionan todo, critican las normas de casa, también lo hacen con los padres y la sociedad en general. Provocan discusiones donde luchan por imponer su propio criterio, dando para ello argumentos elaborados que justifican sus opiniones. Se convierten en personas protestonas, reivindicativas, exigentes, pueden ser mal educados, quieren tener siempre la razón y creen saber más que nadie. En definitiva, son adolescentes.

Su nueva capacidad para pensar de forma diferente le da la oportunidad de comenzar a plantearse quién quiere ser en esta vida, comienza la adquisición de su identidad. Cuando estaba en la etapa infantil se guiaba por lo que las personas adultas de su alrededor le decían. Sabía si era un niño o una niña bueno o malo en función de los comentarios y actuaciones de los demás. Ahora llega el momento de ser uno mismo el que decide qué y quién quiere ser.

En la etapa de la adolescencia tiene que construirse una nueva identidad, una imagen propia que es el resultado del concepto que tiene de sí mismo y la imagen que tienen los demás de ti. Las personas para estar a gusto con nosotros mismos y con los demás necesitamos que la imagen que tenemos de nosotros sea positiva y también la imagen que los demás tienen de nosotros. Por esta razón vamos a intentar relacionarnos en contextos y con personas donde nos muestren una imagen que se corresponde con la persona que queremos ser, así nos sentiremos más seguros y con más confianza.

En el caso contrario, si la imagen que tenemos de nosotros mismos no coincide con la que tienen los demás es porque algo falla, es el momento de hacer algún reajuste hasta dar con un equilibrio.

Desde el nacimiento tenemos la necesidad de ser alguien, de diferenciarnos de las demás personas, pero realmente esto alcanza mayor importancia durante la adolescencia. El adolescente comienza una transformación, que unida a su nueva capacidad de pensar le lleva a ir adaptándose y a reconocer su identidad en diferentes ámbitos:

El cuerpo: se interesan por el atractivo físico, la capacidad atlética, sus fortalezas y debilidades.

La sexualidad: aparece el poder de atracción, empieza a ser importante el desempeño y la capacidad sexual, se preocupan por su masculinidad o feminidad.

Los conocimientos y las competencias: quieren demostrar su inteligencia académica, habilidades sociales para relacionarse, básicamente lo que sabe y puede hacer.

Las creencias: comienzan a plantearse temas como la  ideología, ideas y sentimientos morales de bondad o maldad.

Para construir su identidad tiene que tener en cuenta todos estos aspectos más la opinión de los demás. Este es un proceso en el cual no están solos, porque aunque la búsqueda de la identidad es algo muy íntimo y personal, padres y madres tienen un papel importante que cumplir en estos momentos. Puedes ayudarle si:

Escuchas y muestras interés a las cosas que le gustan, esta es una buena forma para conectar con los adolescentes.

Te pones en su lugar e intentas entender sus preocupaciones e intereses, aunque no te parezcan que son muy importantes, para el significan muchísimo.

Le animas cuando algo no le salga bien, reforzando el optimismo y la confianza para que vuelva a intentarlo.

Halagas sus progresos y su aspecto, hazle ver que le valoras como persona.

Le proporcionas hábitos sanos: buena alimentación, un ritmo familiar que permita el descanso, actividades al aire libre. Es fundamental predicar con el ejemplo y si además compartís estas actividades muchísimo mejor.

Además en esta búsqueda de identidad la autoestima juega un papel importante, le ayuda a valorarse como persona. Eso sí, es muy variable, puede haber días donde esté muy satisfecho con la persona que es y levantarse al día siguiente con la sensación totalmente contraria. Esto es normal porque la satisfacción y la confianza tienen un largo camino por delante hasta que se alcance de forma definitiva.

La autoestima durante la adolescencia es muy variable y puede darse de diversas formas:

Buena autoestima: confía en sus propias capacidades, expresa con seguridad sus propias opiniones, deseos y sentimientos.

Falsa autoestima: hablan de sí mismos de manera exageradamente positiva, ocultan sus defectos, no reconocen sus errores o culpan a los demás de ellos, siempre tienen que llevar la razón y quedar bien.

Baja autoestima: sentimiento de autorechazo, culpa y vergüenza, destaca más sus defectos y errores, comparación negativa con las demás personas.

Narcisismo: egocentristas, solo se preocupan por ellos mismos, comunicación engreída, arrogante, prepotente y agresiva.

¿Cómo saber que autoestima corresponde con mi hijo? Compara esta información con el comportamiento habitual de tu adolescente y pregúntate ¿Qué autoestima suele mostrar con más frecuencia?

En definitiva, todo esto es lo que pasa por la mente de un adolescente así que es normal que a veces no se muestren muy centrados en lo que hacen y sobre todo esos cambios en la forma de pensar. Todo es experimentación hasta que den con la identidad que mejor les define.




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