Como ya he comentado
anteriormente, el tema de esta semana lo he elegido porque las últimas semanas he
realizado varios talleres de educación afectivo sexual con chicos y chicas de diversas
edades y localidades, y hoy quiero aprovechar la sección de la coctelera para compartir
con vosotros las dos principales conclusiones y experiencias que he sacado de los
talleres.
A priori los objetivos de los
talleres eran eliminar el concepto reduccionista y genitalizado que tienen los
adolescentes sobre la sexualidad, creando un espacio en el que planteen todas
sus dudas y miedos, haciendo posible que vivan su sexualidad positivamente.
A lo largo de estos talleres he
podido comprobar los adolescentes necesitan información sobre sexualidad, ya que
mucha de la información que ellos manejan es errónea, basada en mitos o
comentarios hechos por chicos y chicas de su edad. De modo que era primordial
ofrecerles los contenidos necesarios para que puedan resolver sus dudas y
pensar que la sexualidad va más allá del coito, que es necesario aprender un
poco de teoría y descubrir nuestro cuerpo antes de llegar a la penetración y
sobre todo que no hay una edad para mantener relaciones sexuales, ya llegará el
momento adecuado y cuando este llegue deben hacerlo desde el conocimiento, el
respeto y la libertad.
Esta primera conclusión surgía
nada más comenzar los talleres ya que la primera pregunta que planteaba a los
diferentes grupos era ¿qué es la sexualidad? Casi todos los asistentes hacían
referencia a los genitales y al coito, siendo esto un ejemplo de lo que
entienden por sexualidad. De modo que para ellos hablar de sexualidad era a
hablar de pene, vagina y coito, los sentimientos, las caricias, los besos, el
cuerpo en general no formaban parte de la sexualidad.
Mi primera acción entonces fue
hacerles ver que todo nuestro cuerpo es capaz de proporcionarnos placer, realizando
ejercicios para que tomasen conciencia de todo su cuerpo, de las partes que les
gustan que acaricien, las que no le agradan, exceptuando la zona de los
genitales, así comprobamos las distintas posibilidades que muestra nuestro
cuerpo para sentir placer, sin necesidad de recurrir directamente a los
genitales.
En segundo lugar llegue a la
conclusión de que la educación sexual en la adolescencia tiene como función
principal que los adolescentes aprendan a ser felices, a vivir la afectividad como
forma de bienestar y disponer de recursos y habilidades sociales para resolver los
conflictos interpersonales.
De modo que mi segundo objetivo
era no transmitir tanta información basada en los riesgos de las relaciones
sexuales, es decir, informando de las enfermedades de transmisión sexual o el
sida y saber que estos no se evitan prohibiendo las relaciones o recomendando
su retraso, sino con una consecuente información sexual que fomente un concepto
de sexualidad más abierta y flexible al margen del restrictivo marco de las
relaciones genitales o la penetración.
En definitiva se podría decir
que los adolescentes que asistieron a los talleres tomaron conciencia de lo
necesario que es conocer todo el potencial humano que implica la afectividad,
las caricias, los besos, sin que éstos sean entendidos como un sustituto de las
relaciones con penetración, pero si como un mayor campo de acción que puede
retrasar esa importante decisión.
Es muy importante tener educación sexual en cas y más cuando se trata de adolescentes, ya que un aborto no deseado puede tener multiples daños fisicos y psicológicos, te invitamos a leer este artículo http://www.supermujer.com.mx/familia/adolescentes/aborto-en-la-adolescencia.html
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