Son muchas las personas que han investigado sobre la química del amor, entre ellas se encuentra Helen Fisher, la mayor experta en sexualidad, matrimonio y divorcio desde el punto de vista evolutivo considerando que según crecemos elaboramos un perfil inconsciente de lo que vamos a buscar basado en la experiencia de nuestros padres, del colegio, de nuestros amigos, de lo que vemos en la tele... Y cuando estás en el momento adecuado y encuentras a la persona que encaja en ese perfil, los circuitos cerebrales pueden ponerse en funcionamiento y se desencadenan las reacciones químicas.
De modo que, al escanear el cerebro de personas enamoradas con resonancia magnética, se ha descubierto que el sentimiento amoroso aumenta el flujo de sangre hacia el centro de placer del cerebro de manera similar a lo que sucede cuando nos hacemos adictos a las drogas.
A esto se suma que cuando nos enamoramos descienden los niveles de serotonina en nuestras neuronas, lo que explica por qué al principio de una relación “no tenemos ojos para nada más que para nuestra pareja”, aclara Renshaw.
Los escáneres cerebrales de las personas que están enamoradas coinciden con el viejo adagio "el amores ciego" porque mientras que las áreas de recompensa de dopamina están entusiasmados en el amor, las regiones relacionadas con las emociones negativas y juicio crítico están completamente apagadas.
Así que se podría afirmar que la forma en la que nos sentimos al enamorarnos funciona con la química de los circuitos cerebrales, según Domeena Renshaw, investigadora del Departamento de Psiquiatría y Neurociencia del Comportamiento de la Universidad de Loyola (EE UU), enamorarse genera en el organismo una auténtica "inundación" de sustancias químicas que nos hacen sentir bien, y que también son responsables de reacciones físicas como el enrojecimiento de las mejillas, la sudoración de las palmas de las manos y la aceleración del latido cardíaco.
Concretamente el “cocktail” cerebral de los enamorados que provoca toda esta locura está formado por dopamina, adrenalina y norepinefrina, pero sería interesante saber cómo actúan cada una de estas sustancias cuando nos enamoramos.
La dopamina aumenta el nivel de testosterona y se asociada con una gran capacidad de concentración, euforia y dependencia, que son síntomas de adicción, ya que su efecto es similar al de una droga altamente adictiva, creando fuertes vínculos en nuestras mentes entre el placer y el objeto de nuestro deseo.
Mientras que la adrenalina y la norepinefrina hacen que el corazón lata con fuerza y nos quitan el sueño y el hambre. También se producen bajos niveles de serotonina la cual tiene que ver con la obsesión de estar a todas horas con la persona amada.
Por otro lado hay otras hormonas como la oxitocina y la vasopresina, que nos ayudan a dar el paso adelante y parecen ser cruciales para la formación de relaciones a largo plazo. Las parejas que han estado juntos durante varios años muestran una mayor actividad cerebral asociada a estos productos químicos cuando miran fotografías de su pareja.
La oxitocina se produce cuando las parejas tienen relaciones sexuales y se tocan, se besan y dan masajes el uno al otro. Es la hormona que nos hace depositar nuestra confianza, nos ayuda a superar el "miedo social" y resulta indispensable e importante para la unión.
Como podéis comprobar el amor es pura química, así que si quieres que tu cerebro siga produciendo todas estas sustancias y seguir disfrutando del efecto del amor cuídalo cada día, no sólo el 14 de febrero.
Fuentes:
El amor romántico: Tema de la semana
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