Actualmente éstamos expuestos a todo tipo de informaciones que llegan a los niños y niñas de forma indiscriminada mediante los diferentes medios de comunicación, aportándoles visiones de la sexualidad humana que no se corresponden con el sentido de relaciones interpersonales equilibradas y satisfactorias en las que la ternura, la comunicación, el cariño o el afecto, que son unos valores fundamentales para el desarrollo óptimo de la persona, y en las que se fomentan actitudes positivas de respeto y responsabilidad.
Cabe destacar que la sexualidad no está reducida a la genitalidad, reconociendo la amplitud del mapa corporal y las dimensiones psicológicas y sociales de ésta, la sexualidad está íntimamente relacionada con la salud, entendiendo la salud como bienestar y promoción de la calidad de vida de las personas, por ello tenemos derecho a recibir información y medios para tomar decisiones y llevar a cabo conductas que promuevan nuestro bienestar sexual. Además puede haber diferentes biografías sexuales y hay que ayudar a conseguir el bienestar personal y social desde la biografía sexual que cada persona decide tener.
Por ello la Educación Afectiva y Sexual representa un aspecto de gran importancia en la formación integral de niños y niñas, porque más allá del conocimiento puramente biológico explica procesos trascendentales como la construcción de la identidad de género o las relaciones afectivas en el ámbito de nuestra cultura. La Educación Sexual es hoy una demanda social, basada en el derecho de los niños, niñas y adolescentes a estar bién informados sobre este tema, ésta información debe ser rigurosa, objetiva y completa a nivel biológico, psíquico y social, adaptada a su edad y entendiendo la sexualidad como comunicación humana y fuente de salud y afectividad.
Es importante transmitir a los padres y madres la necesidad de Educación Afectivo Sexual e incorporarles al desarrollo del programa mediante su aceptación y colaboración, aclarar sus dudas, informarles, organizar reuniones, charlas, plantear objetivos comunes, estar coordinados, es decir, implicarlos, ésto redundará en beneficio de niños y niñas, ya que es conveniente empezar desde las primeras edades y llevar a cabo las actuaciones de una forma sistemática y continua a lo largo de todas las etapas.
La educación sexual familiar y escolar responde a preguntas, informa, entrena en habilidades interpersonales, fomenta valores y enseña criterios de salud, para así ayudar a los menores a reconocerse como chico o chica, conocer los diferentes aspectos de la sexualidad humana y vivir la propia biografía sexual en libertad, responsabilidad ética y salud tanto en relación con el presente (infancia), como el futuro (juventud y vida adulta). Su fin último es ayudar a las personas a vivir de forma satisfactoria su sexualidad.
A los profesionales de este campo nos corresponde ofrecer una educación sexual formal que complete y mejore otras informaciones más imprecisas y otras influencias de los amigos, los medios de comunicación de modo que con la educación afectivo sexual se pretende que niños y niñas:
- Adquieran los conocimientos básicos que les permitan el contraste de sus teorías, sus concepciones, etc. en torno a diferentes aspectos de la sexualidad humana.
- Aprecien la sexualidad como una forma de comunicación, afectividad y placer entre las personas y cuando se desea, de reproducción
- Se reconozcan como niña o niño, asumiendo positivamente su identidad sexual, libre de elementos de género discriminatorios.
- Actúen con naturalidad ante los temas sexuales, participando en el diálogo sobre estos temas en la escuela y la familia y desarrollando un vocabulario preciso y no discriminatorio.
- Conozcan y utilicen algunas normas básicas de cuidado personal y convivencia basadas en la igualdad, el respeto y la responsabilidad.
El próximo día hablaremos de la educación afectivo sexual en la adolescencia os espero.
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