¿QUÉ ES ANAHIT? SEXOLOGÍA IV

En el tema de hoy entramos en la etapa más amplia de la vida y por tanto de la sexualidad, la etapa adulta, como siempre espero que os animéis a ser partícipes tanto del blog, como de mis propuestas.

 
Cuando ya somos personas adultas, tenemos en nuestras manos la capacidad de llevar adelante la propia subsistencia de forma responsable, para la mayoría de las personas es una etapa en la que se tienen que tomar decisiones muy importantes que cada vez nos exigen mayor responsabilidad. Éste es el momento de decidir qué modelo de vida deseamos, en pareja o solos, el trabajo, las relaciones interpersonales y muchas cosas más. De modo que si en nuestro proyecto de vida queremos incluir un compromiso serio y estable con otra persona, debemos ser lo suficientemente maduros para llevar adelante no sólo nuestra vida, sino colaborar de forma activa en el desarrollo feliz de la vida del otro.
Y cuando ya tenemos claro que queremos, se nos plantea la duda de y ahora, ¿qué pasa con el sexo? Nos hemos pasado la adolescencia soñando con el gozo y el lujo de disponer de la persona amada cada día, en cualquier momento, pero a veces es mucha la decepción que hombres y mujeres experimentan cuando deciden emparejarse de forma estable. Primero pensábamos que el amor era una garantía de éxito y felicidad para la pareja y que el sexo formaría parte del suculento menú diario, pero en cambio hay que destacar que si nuestra vida diaria transcurre de forma armónica y amistosa, seguramente nuestra relación sexual será satisfactoria y en el caso de que surja algún problema, siempre será más fácil de solucionar, pero si nuestra vida transcurre en un ambiente tenso el sexo será el chivo expiatorio de cualquier malentendido. En general, cuando nuestra convivencia es satisfactoria, nuestras relaciones sexuales son agradables, divertidas y gozosas y viceversa, no será fácil convivir en paz si la relación sexual es desastrosa, escasa y desagradable.
Son muchas los motivos que pueden quitarnos o hacernos desaparecer las ganas de disfrutar, los problemas con los hijos, las dificultades económicas, las relaciones familiares conflictivas, problemas laborales y el cansancio del trabajo diario, hacen de la cama el lugar deseado para dormir pero no para gozar, hasta el punto de que el sexo se transforme en una obligación.
De manera que la educación afectiva y sexual en la adultez es necesaria para solucionar todas aquellas dificultades que surgen en esta etapa y seguir creciendo sexualmente. Por ello desde Anahit se quiere:
  1. Favorecer la comunicación en pareja y en la vida familiar.
  2. Dar importancia al componente afectivo en las relaciones con otras personas y las relaciones sexuales.
  3. Adquirir actitudes positivas hacia la sexualidad trabajando las habilidades sociales y de comunicación, identificación y expresión de sentimientos y emociones, habilidades de resolución de problemas.
  4. Ofrecer información y formación que permita el ejercicio de una sexualidad libre y responsable sin temores, confusiones, sentimientos de culpa o angustia.
  5. Aumentar el conocimiento del propio cuerpo y de la propia relación con el, trabajando la autoestima, el autocuidado y la salud.
En el próximo tema trataremos la última etapa vital, la vejez, os espero.

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