Todos nos hemos preguntado alguna
vez qué podemos hacer para dar placer a nuestra pareja, cuáles son las zonas
erógenas del cuerpo, si cada vez que tenemos relaciones sexuales debemos tener
un orgasmo, si el tamaño importa, etc. Así infinidad de preguntas que nos
hacemos sobre las relaciones sexuales y el placer.
Todo el mundo sabe que el
placer es algo gratificante, una sensación maravillosa, pero cuando nos
referimos al placer sexual, parece que no está bien visto hablar de él de una
forma abierta. Son muchas las personas que sienten incomodidad a la hora de
preguntar sus dudas sexuales, e incluso a veces a pesar de superar sus vergüenzas
iniciales, no reciben las respuestas adecuadas, debido también a cierta
incomodidad que pueda presentar la persona consultada. Todo ello se debe a la
cultura en la que vivimos, en la que todo el mundo experimenta placer de
diversas formas, pero no se considera adecuado compartirlo con los demás.
Pero ¿qué es el placer sexual?
sólo tenemos que pensar en algo que nos resulte gratificante, nos haga sentir
bien, si lo practicamos solos o en compañía, son cosas que hacemos y nos hacen
disfrutar, pues lo mismo ocurre con el placer sexual. Cuando hablamos de placer
sexual nos referimos a esas sensaciones de satisfacción que obtenemos en las relaciones sexuales. El placer
de besar, mirar, acariciar, abrazar, imaginar, fantasear, o de sentirnos
queridos y deseados.
Son muchas las experiencias y
situaciones que nos proporcionan placer, algunas de ellas influenciadas por los
medios de comunicación, los mensajes sociales, pero, sea como sea, se trata de
algo único y muy personal. Siempre se ha dicho que para gustos los colores,
cada persona tiene sus preferencias a la hora de buscar placer, que puede ser
mediante coito anal, coito vaginal, una canción, un olor, el chocolate, algo
salado, son muchas las opciones.
El placer lo podemos obtener usando
los cinco sentidos, ya sea todos en un mismo encuentro sexual o en encuentros
diferentes, a través de la vista con un baile sensual, con el oído escuchando
una canción romántica, el gusto saboreando chocolate, el olfato con velas
aromáticas y el tacto con las caricias, por ejemplo. Pero hay que destacar que
para el placer no hay recetas mágicas, todo depende de los gustos de cada uno
ya que hay tantas formas de dar y recibir placer como personas existen.
Os animo a que contéis una de
vuestras experiencias más placenteras, seguro que descubrimos nuevas opciones.
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