Para ello exploramos todo el
cuerpo de la pareja con la respiración, sin olvidarnos de partes como los
dedos, las plantas de los pies y detrás de las rodillas. Es muy sencillo,
dejamos escapar el aire suavemente por la boca o expulsamos un chorro de aire
rápido, prueba con distintos tipos de respiración. También puedes usar un
cubito de hielo para mojar antes la piel y así la sensación será más intensa.
Tu pareja se tumba boca abajo y
tú te sientas o te arrodillas a su lado. Respira profundamente, pero controla
la intensidad porque podrías marearte si lo haces muy fuerte. Vamos a empezar
las caricias desde las nalgas, siguiendo por la columna vertebral hasta llegar
a la cabeza, de manera que cuando expulses el aire dirígelo suavemente a las
nalgas y sube hasta la cabeza. Este recorrido se hace con varias respiraciones,
es decir, inspiramos y expulsamos el aire lentamente, volvemos a inspirar y
expulsamos, así hasta que completemos el recorrido.
Ahora toca darse la vuelta y
colocarse boca arriba. La dirección que vamos a tomar es empezando por la
cabeza, pasando por el pecho y el estómago, finalizando en los genitales, donde
nos detendremos para soplar suave y lentamente.
Si os resulta complicado u os
sentís mareados, siempre podemos elegir las zonas más sensibles del cuerpo para
aplicar este tipo de caricias.
Si no pasa nada, esta noche lo pondré a prueba. Siempre he probado esta técnica en la zona del cuello, pero no mucho ya que mi pareja se retuerce de gustirrinin, asi que veremos si es capaz de aguantar por todo el cuerpo.
ResponderEliminarSi tu pareja es muy sensible podrías empezar por aquellas zonas de su cuerpo donde tenga menor sensibilidad y hacerlo con respiraciones suaves. Pero ya sabes que esto es sólo una idea ya cada persona se encarga de darle su toque y adaptarla a sus gustos.
ResponderEliminarEspero que la pongas en práctica y disfrutéis los dos y sobre todo que compartas tu experiencia. Gracias por tu comentario.