Hoy continuando el tema de la semana y ahora que ya sabemos que los juguetes sexuales eran utilizados desde
la antigüedad, es el momento de descubrir cuál es el origen de uno de los
juguetes sexuales más conocidos y populares, los vibradores, seguro que te
sorprenderá conocer sus aplicaciones originales y como pasaron a ser de uso
doméstico. Como siempre espero que os interese y sobre todo que os guste.
Para comprender el origen de los
vibradores tenemos que hacer un viaje en el tiempo hasta el siglo XIX, siglo en
el cual las mujeres occidentales “padecían” una enfermedad muy común la
histeria, cuyos principales síntomas eran ansiedad, irritabilidad, fantasías
sexuales y excesiva lubricación.
Pero como todos seguro que
estáis pensando, este masaje pélvico no curaba la histeria, en realidad las
mujeres acudían a la consulta buscando el placer que no encontraban en la cama
con sus esposos, ya que en ésta época la sexualidad se reducía a la penetración
y la eyaculación masculina, el placer femenino era inexistente, así que en la
consulta las mujeres encontraban la solución a la histeria, que en verdad no era
más que las consecuencias de un útero ardiente debido a la frustración sexual
de la mujer de aquella época. Recibían un masaje en el clítoris hasta conseguir
un orgasmo, es decir una estimulación fuera de la vagina, hecho que en aquellos
tiempos era una práctica aceptada socialmente, debido a su concepción terapéutica.
Pero ésta tarea manual se hacía
muy pesada para los médicos, hasta que en el año 1890, un médico británico, Joseph
Mortimer, tuvo una gran idea y patentó, como instrumento médico para realizar
el masaje pélvico de manera más cómoda, rápida y limpia, un aparato eléctrico
con forma de pene, que tenía como función ser utilizados en las consultas
médicas como método para curar la histeria.
Y así apareció el primer
vibrador, pero habría que destacar que en nada se parecían a los que conocemos
hoy, ya que los primeros vibradores funcionaban con corriente eléctrica,
baterías, turbina de agua o motor a gas, vamos que eran un armatoste y además con un precio desorbitado. Pero ya en 1905
comenzaron a fabricarse vibradores más pequeños y económicos, que además
incluían complementos para otros usos domésticos como la batidora. Fue el
quinto artículo para el hogar electrificado, después de la máquina de coser, el
ventilador, la cafetera y la tostadora, y diez años antes que la aspiradora y
la plancha de la ropa, lo que hace pensar que en verdad sería un elemento
importante en la vida de la mujer, ¿o
no?
Pero su evolución continúa y, a
principios del siglo XX, comenzaron a aparecer dildos y vibradores en la
publicidad de las revistas y catálogos femeninos descritos como un artículo
para la tensión y la ansiedad de las mujeres. Uno de los mensajes que se
enviaban con esta publicidad era que gracias a estos aparatos la mujer se
sentiría relajada y contenta, de esta forma se veían como “una ayuda que toda
mujer sabe apreciar”.
Pero todo no iba a ser
felicidad y llegó el día en el que el vibrador dejó de verse como un artículo
médico, coincidió con el hecho de que comenzaron a aparecer en las películas
pornográficas, de modo que ya dejaron de aparecer en la publicidad y las
revistas femeninas, y así también dejaron de ser aceptados socialmente, a
partir de entonces se vieron relegados a los sexshop.
En la actualidad hay que
destacar que su diseño ha ido cambiando, ya no se engancha con la batidora, si no
que puede adquirir formas tan diferentes como una oruga o una orquídea,
cualquier diseño es bueno para producir placer. Poco a poco se intenta que los
vibradores recuperen una reputación social aceptada, pero todavía queda mucho
por hacer, aunque gracias a la libertad sexual que hoy en día tenemos, a los
sexshop y los tuppersex, son muchas las personas que se animan a probar con
este tipo de juguetes y disfrutar sin ningún remordimiento del placer que
brindan tanto a mujeres como a hombres, además seguir ayudando a tener una
mejor salud sexual.
Y ahora que ya conocemos el
origen y las ventajas de este aparato,
¿te animas a probar sus propiedades terapéuticas?
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