SEXO ORAL: LA ALQUIMIA

Hoy en la sección de la alquimia hablamos de la importancia de la higiene diaria para mantener aptos nuestros genitales y así disfrutar de las delicias del sexo oral sin miedo. Además veremos cómo ciertos alimentos influyen en el olor y el sabor de los fluidos vaginales y el semen y cómo esto crea cierto rechazo a la práctica del sexo oral. Como siempre espero que os guste y que sea de vuestro interés.

Son muchas las personas que no aceptan el sexo oral por miedo a que su pareja no le agrade el olor o el sabor de sus genitales, incluso tienen miedo de contagiarle alguna enfermedad, a veces este miedo simplemente es muestra de la falta de información y desconocimiento sobre esta práctica.

Pero, ¿de dónde viene tanta obsesión por el olor de los genitales? 

Ya sabemos que, desde siempre, los genitales no han sido una parte de nuestro cuerpo que haya estado bien vista, todo lo contrario, se han considerado como algo sucio y asqueroso. 

Con esta creencia difícilmente vamos a disfrutar con el sexo oral, porque vamos a estar más preocupados por el “mal olor”.

También una gran parte de la culpa la tiene la televisión, con tanto producto de higiene íntima como geles y toallitas, pero olvídate, ya que con una simple ducha diaria es más que suficiente, puesto que la vagina tiene su propio mecanismo de defensa ante las bacterias y, por tanto, es una zona muy limpia, más incluso que nuestra boca.

Por otra parte, con respecto al pene, solo tenemos que tener en cuenta que, a la hora de lavarnos, debemos estirar bien el prepucio hacia atrás y con limpiar bien el glande con un poco de agua y jabón o gel corporal, la zona queda muy limpia.

Otro hecho a destacar es que cuando se tiene una infección de trasmisión sexual el olor de los genitales suele ser muy fuerte y desagradable, de modo que te podría dar cuenta con facilidad.

Pero no es esta la única causa que puede provocar mal olor, ya que, en el caso que se de la circunstancia, tendríamos que saber que es cierto que algunos alimentos pueden alterar el olor o sabor de los fluidos de nuestro cuerpo como el sudor, flujo vaginal o el semen. 

Alimentos como la cebolla, el ajo, la pimienta, alcohol, tabaco, algunos medicamentos e incluso en las mujeres también influye el momento del ciclo menstrual en el que nos encontremos, todo ello puede afectar al olor que desprenden los genitales.

Si notas que al comer estos alimentos el olor de tus genitales es más fuerte evita su consumo y añade a tu dieta más fruta, verdura y mucha agua que ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo, estás influyen  de forma positiva en el olor.

En definitiva hay que decir que cuando tu pareja se disponga a practicar el sexo oral, debes dejarte llevar y no preocuparte por los elementos externos, es decir, no pienses en el olor ni el sabor. 

Pero si quieres sentir más tranquilidad siempre puedes darte antes una ducha sola o acompañada, lo importante es que te dejes llevar por las sensaciones y disfrutes de esta práctica tan placentera.

Mientras que si eres tú quién quiere dar placer a tu pareja solo tienes que pensar que cuando amamos a una persona la deseamos y nos apetece darle placer con caricias, y el sexo oral es una de ellas. 

Éstas son un tipo de caricias diferentes a las que recibimos con las manos porque la humedad de la boca, la suavidad de la lengua y sus posibilidades de movimiento puede ofrecerte más placer y excitación que los dedos de nuestras manos, ya que ninguno posee la misma capacidad de movimiento, podríamos decir que aquí son más torpes y sale ganando la boca.

En conclusión cabría decir que el olor de los genitales es algo característico de cada persona, es como una marca, un sello personal e incluso puede llegar a ser un excitante para la pareja, ya que, al igual que cierto olor a sudor puede estimularte y desear un acercamiento sexual, el olor de los genitales tiene el mismo efecto. Pero si usamos productos de higiene íntima lo único que conseguimos es camuflar este olor, así que tu solo preocúpate de mantener una higiene diaria normal y si no padeces ninguna enfermedad, no hay nada por lo que preocuparse.

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