Es cierto que el cómic erótico
nunca ha gozado de excesiva simpatía, pero afortunadamente, hoy es un género
tan respetado como los demás y ya no nos extraña que este formato erótico sea
un boon comercial, además de servir como escuela y trampolín para muchos de los
nuevos talentos, que son muchos aunque no todos cuajen, ya que, ¿quién no ha
dibujado alguna vez de manera cómica algún pene o alguna que otra tetilla a
escondidas en un trozo de papel?
Cuando el cómic nació, a
finales del siglo XIX, la ilustración de contenido erótico ya había andado un
largo camino, desde los grabados que aparecían en los escritos del Marqués de
Sade hasta los que, aún hoy en día,
acompañan a las novelas más provocativas cuyo destino es levantar
pasiones en las personas que las contemplan.
Pero la aparición del cómic
representó una manifestación artística y única que posee una forma de expresión
propia y un sinfín de recursos visuales, de modo que, en este medio, los únicos límites son la
imaginación de sus autores y los pinceles, así podemos encontrar cómic eróticos
de varios tipos, qué además aglutinan muchas de las manifestaciones artísticas
más interesantes de la historia de la sensualidad.
En los primeros cómics eróticos
el sexo se usaba más como una forma de sátira, ya que los héroes de la época,
como podían ser Popeye, Flash Gordon o Mickey Mouse, eran los protagonistas de
historias subidas de tono en los conocidos como “dirty comics”.
No fue hasta finales de los
sesenta y principios de los ochenta, después de la revolución sexual, cuando el
comic erótico abandonó esta forma sátira para convertirse en un género más, con
su propia relevancia dentro del mismo y en el cuál se representaban grandes
obras de arte llenas de misterio y significado.
Este cambio comenzaba en Europa,
en torno a 1965, cuando Guido Crepax creaba para la revista Linus a su icono
Valentina; también pertenecen a esta
época adaptaciones de las grandes obras de la literatura eróticas como son
Emmanuelle, Historia de O o La Venus de las pieles que, como no, también han
sido adaptadas al mundo del cómic y, por supuesto, consiguiendo grandes resultados.
Si hablamos de cómic
eróticos es imprescindible hacer referencia al género manga, un tipo de comics
que, llegado del lejano oriente, nos ofrece la mentalidad tan peculiar que
caracteriza a estos países, y en donde es normal expresar las fantasías
sexuales a través de dibujos, por muy retorcidas que parezcan, antes que
reprimirlas. Así en el manga encontraremos parafilias, situaciones extrañas y surrealistas
como monstruos llenos de tentáculos con forma fálica o hermafroditas que
copulan unos con otros en posturas casi inimaginables. Pero si os decidís por
este tipo de cómic, creo que puede ser una opción muy acertada, ya que en lo
que a erotismo se refiere, resulta muy interesante.
Así que ya sabéis, si no sois
unos grandes lectores, os tira más la versión gráfica, sois personas más
visuales que se excitan fácilmente con lo que ven o simplemente buscáis
divertiros un poco con la literatura erótica, yo os aconsejo que consigáis uno
de estos cómic para ambientar de manera diferente vuestros encuentros sexuales,
al mismo tiempo que cultiváis vuestro intelecto con estas grandes obras.
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