El primer paso es plantearlo como un juego, sin obsesionarnos. Si no lo encontramos no pasa nada, lo dejamos para otro momento y si sigue sin aparecer, ya conocemos muchas otras maneras de conseguir placer.
Recuerda que es muy importante buscarlo cuando estamos excitadas, porque es así como aumenta su tamaño y será más fácil de localizar. Toca hasta encontrar una zona de tejido rugoso, esa es la zona a estimular.
Si vas a buscarlo en solitario lo ideal es utilizar un vibrador que puedas introducir en tu vagina, algunos están especialmente diseñados para estimular el punto G.
Si tu búsqueda va a ser en pareja tiéndete boca arriba con las piernas separadas, tu pareja introduce uno o dos dedos arqueados hacia arriba en tu vagina. El movimiento de los dedos es igual que cuando pedimos a alguien que se acerque. Los dedos deben estar limpios y las uñas cortadas y limadas para no hacer daño en el interior de la vagina.
Cuando vamos a localizar esta zona por primera vez lo mejor es intentarlo con los dedos, no con el pene, ya que es una zona rugosa pequeña, los dedos son más sensibles y más fáciles de manejar.
Una vez que se localiza ¿Qué movimiento hay que hacer? Todo depende de ti, puedes frotar en movimiento de vaivén, en rotación, presionar más o menos fuerte, con un ritmo lento o rápido. Prueba y descubrirás cual es el movimiento ideal.
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