En el caso de la mujer el himen es una membrana delgada que cubre la entrada de la vagina y tiene una o varias aberturas para permitir la salida de la sangre durante la menstruación. Todas las mujeres nacen con himen aunque a veces es tan delgado que parece inexistente y al igual que hay distintos tipos de vulva, también existen distintos tipos de himen.
Generalmente se considera que la rotura del himen se produce al tener relaciones sexuales con penetración, pero lo cierto es que también se puede romper practicando actividades deportivas como montar en bicicleta, montar a caballo, al recibir un fuerte impacto, insertar o quitar tampones o al masturbarse.
Las mujeres que conservan
su himen intacto, al penetrar el pene en la vagina, este suele romperse y, cuando
esto sucede, hay chicas que ni siquiera lo notan, no sienten ningún dolor, en cambio otras mujeres pueden notar molestias, incluso llegar a sangrar un poco, pero en ningún caso es una
experiencia traumática y dolorosa con ríos de sangre, como nos han hecho creer
los mitos que circulan por ahí, ya que hay una gran simbología acerca del himen, llegando a pensar que si no está intacto la mujer no es virgen, pero es necesario dejar claro que la presencia o no de un himen intacto y ser virgen no es lo mismo.
Y en caso de los hombres ¿cuál es
la marca fisiológica relacionada con su virginidad o castidad?
Podríamos relacionar la virginidad masculina con otro hecho anatómico, ya que los hombres tienen el prepucio, una piel que cubre el pene y el frenillo que va desde el meato urinario hasta debajo del glande, se llama así porque frena la bajada del prepucio, de modo que la virginidad masculina se asociarían a las adherencias balanoprepuciales; es decir, que el prepucio o cuero que recubre la cabeza del pene o glande, está finamente adherido a la corona, de tal manera que el surco balanoprepucial, o sea, la depresión que está por detrás del glande, no está al descubierto.
Podríamos relacionar la virginidad masculina con otro hecho anatómico, ya que los hombres tienen el prepucio, una piel que cubre el pene y el frenillo que va desde el meato urinario hasta debajo del glande, se llama así porque frena la bajada del prepucio, de modo que la virginidad masculina se asociarían a las adherencias balanoprepuciales; es decir, que el prepucio o cuero que recubre la cabeza del pene o glande, está finamente adherido a la corona, de tal manera que el surco balanoprepucial, o sea, la depresión que está por detrás del glande, no está al descubierto.
De modo que si el hombre no se ha
masturbado, y no ha mantenido relaciones con penetración, el prepucio permanece muy adherido
al glande y esta adherencia equivaldría al himen intacto en el caso de la
mujer, por tanto esta sería la marca fisiológica del hombre que “rebelaría su
virginidad”.
Esta adherencia no solo puede
romperse durante la penetración sino que también puede hacerlo en las primeras
masturbaciones. Si se rompe de forma brusca puede ocasionar dolor y un poco de
sangrado, puede ocurrir en varias ocasiones hasta que el prepucio tira hacia
atrás sin problema dejando el glande totalmente al aire. Esto es muy importante
para poder disfrutar de las relaciones sexuales y también para la correcta
higiene del pene para prevenir que la suciedad se acumule y provoque
infecciones.
En conclusión, no debemos asociar la virginidad con el himen o el prepucio porque estos pueden
romperse sin necesidad de mantener relaciones con penetración, por tanto
considero que la virginidad es algo más relacionado con lo mental que con el
cuerpo. ¿Tú qué crees?
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